domingo, 19 de abril de 2009


Piñon 11-25...hay que saber envejecer.


Generalmente ruedo toda la temporada con un 12-23 y para las pruebas rápidas tengo un 11-21 que desde que aterrizé en esta isla he utilizado unas cinco veces si llega. La última en el IM de Roth.
A parte de esos dos tengo un 12-25 escondido en lo más profundo de mis piezas para que no se vea mucho. El haber entrenado con ciclistas de la vieja escuela hace que a uno tenga reticencias a montar más de un 23 en la bici por miedo a las mofas de los compañeros de grupeta.
Hasta ahora solamente usaba el 25 en pretemporada para no quedarme atrancado en los ventosos barrancos de nuestra isla. Este año todavía no lo he quitado y la verdad es que aunque ya lo he hecho tres veces, creo que en el IM de Lanzarote este año no voy a poder mover con solvencia un 23 en el mirador de Haría y el del Rio.
El tiempo no pasa en valde y lo que más estoy notando yo es la pérdida de fuerza en las tres disciplinas. Además de la inevitable pérdida de flexibilidad muscular que está convirtiendo mi limitada técnica de natación en la de un pulpo.
En fin, no es mi intención lloriquear así que en resumen:
He mezclado piñones (porque con Campagnolo se puede) y me he montado un 11-25 para las carreras dejándome de complejos y me he encargado un 12-27 para entrenar.
Y a los ciclistas puristas que les den. Ellos no tienen que correr una maratón después de 180km de pedales.
Una de las pocas cosas buenas de envejecer es que el cuerpo se acostumbra a casi todo. Cada vez tengo menos contracturas y dolencias después de las palizas y me cuesta menos regular mis fuerzas para, por lo menos, llegar a meta.
Nos vemos en el Volcano...con mi 25 ;-)

1 comentario:

Pascual Velázquez dijo...

Siempre he dicho que el 11 es para hombres. Resulta que el 99% de los triatletas y el 80% de los ciclistas no lo deben ser.