miércoles, 13 de octubre de 2010

Terminando, digo, empezando la temporada.

Después de hacer de speaker en el acuatlón de Gran Tarajal y de fotógrafo en el Ocean Lava mi cuerpo ya no iba a soportar mucho tiempo más sin colgarse un dorsal así que aprovechando que llevaba unas seis semanas entrenando sin demasiadas molestias en el cuello. Decidí probarme en la travesía homenaje a Marcelino con un resultado más que aceptable y eso me animó a ir al acuatlón del Castillo a ver si podía dar guerra.

Y así fue. La verdad es que esta prueba aunque está muy bien organizada desde que no figura en el calendario de la fedecan y desde que no alberga un campeonato autonómico ha perdido bastante participación. Si a esto le sumas que los populares arrastran todavía ese pánico escénico de que “los federados me van a humillar, arrancar las vísceras y comérselas al llegar a meta” (que yo sepa el reto es la distancia y el tiempo que empleas en cubrirla) la participación no llegaba a treinta personas.


Esto hizo que un diesel con muchos kilómetros lentos en sus piernas como yo pudiera llegar en primer puesto y recordar esas viejas sensaciones de mirar atrás en vez de adelante en la carrera a pie.



Una vez más los incombustibles del club dieron el callo y demostraron que un triatleta los es en todos los frentes y en cualquier mes del año. Una prueba así se hace incluso un seis de Enero con dos tabletas de turrón y veinte mazapanes en el estómago.


Un saludo a todos y os espero el 23 de Octubre a las 16:00 en Playa Chica para que vengan a animar a los tres calimas que participaremos en el triatlón off-road.


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