lunes, 21 de diciembre de 2009

La última machada...bueno la penúltima.


La verdad es que a veces uno, aun sabiendo que no es una buena idea, tira para adelante confiado de que todo saldrá bien como por arte de magia.


Este invierno decidí hacer caso omiso de el angelito que llevo sobre mi cabeza justo ahí en mi derecha y escuché lo que decía el pequeño demonio de la izquierda.


Me decía que tranquilo que me metiera a jugar a rugby. Que no pasa nada. Que la liga termina en Abril y luego te haces los triatlones de verano y tan feliz.


El tema es que aunque yo jugué durante trece años en mi tierra hay dos factores que no he tenido en cuenta. Primero que lo hacía con menos de veinte años y segundo que lo más parecido a un placaje que he recibido en once años ha sido en la salida de algún triatlón.


El resultado ya lo podéis imaginar. Por suerte no he tenido ninguna lesión de knock-out pero arrastro un catálogo de dolores digno de ser estudiado por cualquier aspirante a fisio.


Esta navidad será de reflexión y bondad triatlética. Dependiendo de como me recupere de estas cuatro lesiones que tengo a dia de hoy me calzo otra vez los tacos o vuelvo de nuevo al deporte de los "mariquitas metrosexuales" como alguno de los jugadores gusta llamar.


Les dejo el link del club. Que ha demostrado ser algo más que un equipo. Yo lo calificaría de familia. En este sentido la mayoría de deportes tienen mucho que aprender del rugby. Sobretodo el "Furbo".





De momento el angelito no para en todo el día con el famoso "ya te lo dije" mientras que el demonio está de lado mirando arriba y silbando como si no fuese con él.