Sé que suena a la típica excusa que te da la novia cuando quiere dejarte porque se quiere tirar a otros o bien ya lo está haciendo. Lo digo por lo que me dijo un amigo. A mí nunca me ha pasado.
Pero no es así.
Este año unos cuantos Calimas han decidió dejar el club por otro o, simplemente, sacar licencia independiente.
Algunos todavía no se explican porque soy yo uno de esos. Estoy desde su fundación, compito menos pero todavía compito, preparo los entrenamientos de los cuatro gatos que se los miran y llevo los colores (o la ausencia del mismo…blanco) bien adentro. Y me olvidaba que de vez en cuando me los cepillo a todos en alguna carrera ;-)
Aunque esto último cada vez va a ser más difícil.
El perfil del triatleta del calima, como el de la mayoría de los de este país, se ha ido definiendo claramente. Suele tratarse de una persona con una estabilidad laboral, económica y de disponibilidad de tiempo. En resumen…gente que en su día ha hecho las cosas bien, se lo han currado y/o han tenido una pizca de suerte en este aspecto. Afortunadamente dentro del club no tenemos ningún funcionario gandul metido a dedo de esos que tanto me gustan. Eso no creo que pase porque la cultura del sacrificio no atrae a ese tipo de gente a este deporte.
Los que tratáis más conmigo sabréis que puede que algún día haya encajado en ese perfil. Pero que actualmente, sin lloriqueos, mi situación laboral y personal dista mucho de lo que fue.
Yo empecé en este deporte hace 16 años. Cuando lo podían practicar estudiantes, escolares y gente de clase media (sí, esa clase que va a desaparecer en breve). Había buenas políticas e iniciativas de promoción pero la gran diferencia estaba en que todo era mucho más asequible. Se hacían verdaderos equilibrios para que la gente pudiera competir. El organizador era, generalmente, un ente público que no buscaba lucrarse sino hacer una prueba deportiva por y para el deportista.
Ahora estas pruebas, ante la incompetencia de la gestión pública, las organizan empresas privadas. Los campeonatos nacionales y autonómicos o bien son un pena de organización o han pasado a manos privadas.
No entraré en las razones por las que creo que esto ha cambiado. La mayoría las sabemos. Las vemos cada día en las noticias y en la calle. Pasa en casi todos los sectores.
Nuestro club se ha adaptado a esta situación. No hay mileuristas, ni estudiantes, ni escolares.
Otra cosa es la focalización de nuestra actividad en la capital. Eso para mí es un mal menor. Es algo natural. Ahí tenemos las únicas instalaciones deportivas municipales que funcionan medianamente bien, es donde reside la mayoría de habitantes “no rotantes” y, en resumen, donde está el meollo.
Las distancias en esta isla son muy largas y es inevitable que los miembros del sur se sientan un poco distanciados. 80-100km son mucha distancia para un deporte que requiere una o dos sesiones de entrenamiento diarias. No conozco ningún club de aficionados que una a gente de distancias tan largas.
Con esto no pretendo criticar la actitud de nadie. Simplemente quiero hacer mi análisis de la situación. Adaptarse a los tiempos.
Yo personalmente. No estoy en situación de gastar mucho tiempo y dinero para practicar este deporte como me gusta. Además cada vez me cuesta más motivarme para calentarme las orejas cada día. El cuerpo me pide un descanso.
Es por eso que últimamente, en vez de ir a las carreras y ponerme un dorsal, estoy en el otro lado con un walkie-talkie, un silbato, teléfono. La organización me permite seguir vinculado a este deporte y me aporta un poco la sensación de reto o desafío que últimamente no encontraba compitiendo.
Algunos pensaréis: “Sí claro, critica la privatización y se pone a organizar con una empresa”.
Desgraciadamente esa es la única manera de que una prueba salga adelante sin que se hagan chapuzas y las cuentas estén mínimamente claras. Los que me conocéis sabéis que no soy solamente crítico con estas cosas sino que he participado más que activamente para que no sucedan. Aunque eso me haya perjudicado.
La próxima temporada estaré en el club Trifuerte, vinculado a Trsipain y a la organización del Half Challenge de Fuerteventura y otros eventos. Más que un club se trata de un grupo de amigos con proyectos e ideas similares sin mucho ánimo competitivo. ¿Os suena?
Es por eso que digo que no es por el Calima…es por mí. Me adapto a los tiempos que corren.